miércoles, septiembre 26, 2007

De las Cintas de la Verdad... nuevamente

Las Cintas de la Verdad nos revelan otro misterio de nuestro referente.

La tapa del rollo dice Enseñanzas del Zaguán IX: al pasar por el zaguán de la casa el patriarca esboza otra historia que nos deja un excelente e impagable aprendizaje.

Sabemos, por palabras de Irma, que fue una tarde de agosto de 1986.
Se había levantado la copa hace algunas semanas, y en la mesa de la familia Gatto habían varias sillas vacías (no se lograban llenar todas debido a esa costumbre de ser mandados constantemente).
Pasamos a transcribir lo escuchado y por qué no oído.

En un concurrido bar y restaurante porteño, casi por seguro en Guerrin, había un mozo entrado en años.
Uno de esos mozos que detectan el pedido de cuenta por la mirada del comensal, uno que no necesita ver el gesto de sumatoria en el aire para detectar la voluntad de cerrar una mesita.
Era un mozo rápido, distinguido y conversador pero ante todo prolijo. Jamás un vuelco o un pedido equivocado.
El mozo referido antes de entregar la cuenta a los clientes escribía: “P.S.P.” y agregaba una módica suma; la cual incluía en la consumición, logrando un total redondo.
Los numerosos concurrentes pagaban cordialmente lo gastado y se retiraban satisfechos del lugar y del servicio que el mozo les había proporcionado (sin más comentarios).
En una ocasión, antes de pagar, pregunté
[es decir Don Roberto preguntó] al eficiente mozo qué significaba e incluía la sigla “P.S.P”.
El mozo contestó sonriendo y con viva complicidad:
- Por si pasa..., señor.


Las Cintas de la Verdad nos han ayudado a compartir un agradable momento.
Igualmente dicen que Don Enrique Mariscal tuvo oportunidad de escuchar las cintas y que el relato se encuentra perdido en alguno de sus libros.

Por las dudas me conformo con saber que fue Roberto Gatto quien inicialmente nos compartió el tema.

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