jueves, noviembre 29, 2007

De las enseñanzas de Roberto

Vale acompañar una advertencia que nos regaló nuestro paladín al enfrentar comentarios sobre la poca seriedad que tenían, en el año 1956, quienes alimentaban a los pollos en el criadero de Glew. Roberto en aquella oportunidad, y de manera socarrona, nos contó la siguiente historia:

Una mañana me levanté para ver si todo estaba en orden. Creí que si miraba seguramente podría establecer la diferencia entre lo normal y lo atípico.
El frío era notorio pero, sin dudas, de estar todo en orden, lo notaría.
Me levanté, abrí la ventana y por casualidad advertí que no todo estaba conforme la esperaba.
La gente caminaba por doquier, pero se regresaban sobre sus pasos, como buscando un papel que no habían dejado caer.
Le pude gritar a un joven intrépido que: "el sol sale por el este y yo por donde quiero"
[quizá la frase más conocida de nuestro héroe]

El joven se alejó de la ventana, me tomó del birrete (ignoro por que lo llevaba puesto) y con todo el esmero posible me dijo: "Querido, para vivir así, prendete fuego, sobrevividlo y decí a viva voz ¡Yo sobreviví a ello!"

Poco entendí con lo que decía el joven en ese momento, pero la que si puedo asegurar ahora es que si no hay un mínimo compromiso en lo que se hace, los médanos avanzan sobre la ruta. Es decir lo construido se cubre con un manto de olvido y dejadez.

Por ende, haciendo mías las palabras de ese degenerado les digo: "hagan sus cosas con esmero y sino quemen todo en un baldío".




Lo de Roberto es increíble, con nada nos dice algo, y con algo un montón.
Salud y suerte en el análisis de esta semblanza tan extraña.

Miguel Arquímedes Paspar Toot.
Encargado del Sector Piscolabis
del Club de Amigos de Don R. Gatto