miércoles, diciembre 17, 2008

De la bitácora de viajes (I)

En un gesto sin precedentes, Don Roberto, se acercó hasta la redacción y donó su cuaderno personal, titulado: “Bitácora de mis viajes por el interior (de la Provincia de Buenos Aires y sus bordes)”
En él toma nota de todo cuanto le parece importante. Tiene a la vez un gran valor turístico y vaya a saber qué más.

El extracto de hoy, se desprende de la página 43, en la que relata entre otras cosas el orígen del apodo de Irma (esto es interpretación nuestra).

Es emocionante la manera en que Roberto escribe misivas que jamás envía, quizá Irma la lea por vez primera, hoy. Mire:




Provincia de Buenos Aires, 19..




Amada mía, Irma,

Hace más de 3 días que estoy en el pueblo de Nicanor Olivera "La Dulce" (perdón la redundancia). Desespero por no verte. Ayer sucedió lo peor: desatendiste un llamado mío. Tenía todo listo: en el momento tenue del atardecer, me dejé llevar por el sentir rioplatense y me aboqué a buscar refugio en algún ombú, en alguna sombra campera y fresca. Tenía un cospel, el mate, la yerba, el agua a punto y la noble intención de protagonizar una de esas costumbres tan generales, pero a la vez tan únicas, que tienen los argentinos, caramba: el rito del mate. Se sabe de que hablo:

Una simple infusión, con un sabor inconfundible, que, incluso, si uno lo degusta seriamente, encuentra que no es rico. Tampoco feo: es sólo mate.
Pero aquí el quid del asunto. Hágase la distraída, Irma, le develaré una gran verdad: el sencillo mate es nada más y nada menos que una demostración de valores:

Es la solidaridad de bancar esos mates lavados porque la charla es buena; la charla, no el mate. Es el respeto por los tiempos para hablar y escuchar: vos hablá que yo tomo y viceversa. Es la sinceridad para decir ¡basta, cambiá la yerba, por el amor de Dios! Es el compañerismo hecho momento. Es la sensibilidad al agua hirviendo. Es el cariño para preguntar, ¿está caliente, no? Es la modestia de quien cebó el mejor mate. Es la generosidad de dar hasta el final. Es la hospitalidad de la invitación, ya sea la alfombra de tela o de pasto. Es la justicia de uno por uno. Es la obligación de decir gracias, al menos una vez al día. Es la actitud ética, franca, leal de encontrarse sin mayores pretensiones que compartir un mate, que, querida mía, ahora Ud. sabe, no es sólo un mate.

Dicho esto retomo. Con el cospel fue que te llamé, Irma; con la noble intención, escrita antes, de compartir un mate. Pero no estabas, me comentaron que partiste hacia Chascomus. Ahí voy.

ps: ¿El pueblo? Medio pelo ¿a vos qué te pareció?
pss: Le conté esto a Oliverio y me dijo: “O las mujeres cuestan demasiado trabajo, o no valen la pena”

jueves, noviembre 20, 2008

De la organización del "evento"

Está a las claras que el dominio del lenguaje por boca de nuestro héroe es infinito, cuando no ilimitado. Empero descubrimos con certeza, agrado y algo de envidia, como ante una difícil situación encuentra las palabras justas, que serán luego y también, las acciones justas.

Quien esto escribe sospecha que nada está perdido si mantenemos tibio el coraje de Don Roberto Gatto, si seguimos mandando con justicia, si escuchamos las historias que tiene para contar.

Hace instantes presencié (escuché, grabé y transcribí) el siguiente diálogo entre Arístedes Paspar Tot y Nélson Macana (un tipo que para los quehaceres, es mandado a hacer), con una breve y final intervención del Maestro. Fíjense:



APT: Bueno… ¿qué hacemos? ¿Convocamos a Vilma Palma e Vampiro?

NM: El presupuesto no da y esos tipos tienen mucha trayectoria, cobran un billete.

APT: Bueno, la otra opción es comprometerlo a Calamaro, que está en todos lados a que escriba un álbum tributo, de 82 canciones.

NM: No, ahí se nos va la mano. Hay que pensar en una veta artística más inhóspita, algo con punch… algunos poemas dedicados, de autores regionales, y coordinado y firmado por el hombre del muñón.

APT: ¿El de “¡quiero tu cola, vieja loca!”? Imposible que firme.

NM: Bravo y complicado, pero bueno… entonces le hacemos una fiesta homenaje en Sudaca, donde se sirven platos tibios, o en Horus.

APT: No, no, viejo no! Hay que buscar por el lado de la aventura, sabemos que eso al tipo le gusta tanto como a Wimpi.

NM: Podríamos ofrecerle una excursión a la Isla Martín García, por Cacciola.

APT: No me convence, el tipo está allá, instalado en el gran país del norte, que no es Bolivia, casado, y quien sabe si no espera un chico, y lo vamos a hacer venir acá… ¿para bicicletear por la Isla?

NM: Bueno, puede aprovechar y recuperar el palo de Nuwanda.

APT: Imposible, el bastón guía se queda allá, para cuando regresen dentro de 8 o 15 años.

NM: Bueno, la verdad es que no se me ocurre nada más, esto es muy grosso.

APT: Claro, hacía mucho tiempo que no se planeaba un hecho de tamaña característica.


NM: Cierto, tan cierto como el perfil olvidado de Julio Iglesias, pobre tipo.

APT: No! Pobre tipo jamás! Quizá ha sido un pelafustán, y hasta se olvidó de vivir, pero sabe muy bien cual es el sabor de una pila alcalina

NM: Perdón, soy novato.

APT: Y Ud. Roberto… ¿que haría?

DRG: Sencillo, le preparo una torta que diga Feliz Cumple Hijo de Puta, y punto. Sanseacabó.

APT:¿No es un poco violento, Don Roberto?

DRG: El tipo va a entender.

APT: Bueno, vamos con eso entonces.







Creo que está todo más que dicho.

Descorcho, y con la copa en alto grito 1 verdad y 1 misterio:

¡Feliz Cumpleaños!
¡¿Cómo entró la maceta justo ahí?!

viernes, septiembre 19, 2008

De la biblioteca de Don Roberto

Antes de su viaje relámpago a las piletas de Claromecó, allá durante el crudísimo verano de 1958, nuestro paladín tuvo que desprenderse de su preciada biblioteca (por razones que jamás, digo jamás, sabremos).

Con motivo de ese evento, junto con Irma, esbozaron un catálogo de los materiales que alguna vez supieron adornar los anaqueles de su preciada biblioteca. Ávidos lectores peregrinaban desde regiones remotas (v. gr. Maquinista Savio, Macia, Sal si puedes, &) para bañarse con el contenido lustral de la referida biblioteca. Era algo así como una biblioteca fundamental (que luego sus seguidores llamaron: “Biblioteca Breve Don Roberto Gatto”), de consulta permanente, un legado que de ser leído, ayudaría sobremanera en la acabada formación de un buen mandado.

En su mayoría se compone de copias manuscritas de textos sublimes; algunos, afanosamente pasados a máquina (de escribir). También la habitan algunas fotocopias e impresiones, ya modernas. Entre libros, epístolas, marquillas y cajas de fósforos, los materiales de la biblioteca sobrepasaban el cuarto de milla(r). A continuación transcribimos algunos de los títulos que conforman tan apasionante catálogo:


- ADDI*: Como Argos en los tiempos heroicos
- Arlt, Roberto; Aguafuertes Porteñas
- Asimov, Isaac.; El Hombre Bicentenario
- Barragán, Carlos; La delicadeza
- Benedetti, Mario; Los pocillos
- Bioy Casares, Adolfo; Diario de la Guerra del Cerdo
- Borges, Jorge Luis; El milagro secreto
- Cancela, A.; Historia Funambulesca del Profesor Landormy
- Casciari, H. / Gatto, R.; El mate
- Casciari, H.: Diario de una mujer gorda
- Casciari,H.; Carta abierta al Diego
- Cortázar, J. Continuidad de los parques
- Cortázar, Julio; Todos los Fuegos el Fuego
- De Gatto, I.; 50 razones para seguir amándolo!
- De la Ferrere, G.; Jetatore
- De Madariaga, S.; El Corazón de Piedra Verde
- De Segur, C.; Memorias de un Asno
- De Vasconcelos, J.; Mi Planta de Naranja-Lima
- Defoe, D.; Robinson Crusoe
- Dolina, A.; Instrucciones para elegir en un picado
- Dolina, A.; Lo que me costó el amor de Laura
- Doyle, A. C.; Aventuras de Sherlock Holmes
- Dumas, A.: Los tres mosqueteros
- ENCOTEL; Guía Nacional de Códigos Postales
- Espora; Episodios Nacionales
- Ferro, E.; La Patagonia como la conocí
- Fontanarrosa, R.; Ernesto Etchenique: un guijarro en el agua
- Gallegos, R.; Doña Bárbara
- Garcia Marquez, G.; Del Amor y otros Demonios
- Gatto, R.; Algo más sobre mi vida
- Gatto, R.; Anecdotario de un mandado
- Gatto, R.; Lecciones didácticas para aprender a enseñar cuántos pares son tres botas
- Gatto, R. (h); Los tempranos años de mi vida junto a Roberto Gatto
- Gatto, R. (n); El peso de ser un Gatto en la familia de mi esposa
- Guareschi, G.; Don Camilo
- Herzog, M.; Annapurna
- Hesse, H.; Demian
- Hope, A.; El Prisionero de Zenda
- Jimenez, J. R.; Platero y yo
- Kelly, G. P.; Kelly cuenta todo
- King, S.; Cementerio de Animales
- Kipling, R. If
- Liniers; Macanudo 3/ Bonjour
- London, Jack; Relatos de los Mares del Sur/ Los buscadores de oro del norte
- Lovecraft, H.P.; El horror de Dunwich
- Lynch, B.; El Inglés de los Guesos
- Manda Gatto (colección completa)
- Mansilla, L. V.; Los 7 Platos de Arroz con Leche
- Mariscal, E.; Cuentos para Regalar a la Gente Sensible
- Martínez, G.; Crímenes imperceptibles (cap. 21)
- Melville, H.; Moby Dick (cap. I)
- Mujica Laínez, M.; El hombrecito del azulejo
- Nuwanda: Relato del Viaje a la Isla y de cómo dejé mi bastón guía
- Nuwanda: Relato del Viaje a Sierra de la Ventana, con breve escala en el cementerio de Saldungaray
- Pagés Larraya, A.; Cariño valía más
- Parise, A. De cómo iniciar un fuego en ocasión de asado y su inmediata diferencia con el de fogón.
- Payró, R.; Pago Chico
- Poe, E. A.; El cuervo
- Sábato, E.; Sobre héroes y tumbas
- Sacheri, E.; Me van a tener que disculpar
- Saint-Exupery, A.; El Principito
- Sánchez, F.; Barranca Abajo
- Saramago, J. Ensayo sobre la ceguera
- Schaeffer, J.; Shane, el desconocido
- Scott, W.; Ivanhoe
- Stevenson, R. L.; La Isla del Tesoro
- Twain, M.; Las Aventuras de Tom Sawyer
- Urtizberea, M.; Que la bese
- Verne, J.; El Faro del Fin del Mundo
- Walsh, M. E.; Dailan Kifki
- Wimpi: El gusano loco

* ADDI = Anónimo o Desconocido, Da Igual.

lunes, marzo 03, 2008

De su incursión en las tablas

Pocas veces, en estos recorridos escriturales nos hemos topado con un Roberto desmesurado en la acción y pacato en los pensamientos.
Lo cierto es que si existe la posibilidad de nublarnos la vista y extremar nuestra torpeza, esa posibilidad será consecuencia directa de la mujer amada. Sea por desinterés o por correspondencia a nuestro corazón. Y nuestro paladín no está exento de hacer latir su músculo.

Esta historia que ahora se escribe, anacrónicamente se vivió hace largos lustros. Tan distante que se acerca al olvido. Sólo la memoria de Fulano, puede traerla al tapete.

"Por aquél entonces, Don Roberto asistía a clases individuales de teatro con el Profesor Manfrediglio. A decir verdad, el bono contribución rezaba “en concepto de clases de expresión corporal”, aunque un Roberto atento a su época remarcaba “clases de teatro”, a fin de no caer en burlas chabacaneras de esquinas vagas, llenas de purretes.

Los primeros pasos en el drama, fueron certeros y aplaudidos. Componía un personaje con la misma facilidad que un caracol trepa un muro, es decir: con mucho esfuerzo sostenido.

Sin embargo esta historia se traza con la incursión de mi abuelo en la comedia, precisamente en la obra “Fausto, o rajemos que viene el diablo”, que supo co-guionar empero no registrar. Tímido en aquél entonces para la confrontación, prefirió actuarla.

Los ensayos fueron un cauce natural hacía la consagración. Todo, perfectamente cronometrado, desde los vestuarios hasta las velas y luminarias en su lugar. Y el éxito, en la puerta, a punto de ingresar.

Transcurrió el primer acto y todo presagiaba los elogios de la crítica y la recaudación creciente en lo sucesivo, pero una jovencita de las primeras filas (“2da. fila, butaca 15”, reconocería Roberto años más tarde) lo deslumbró. Lo hipnotizó. Luego de la segunda entrada en escena, Roberto no pudo retener las pupilas en otra dirección que la flechada por Cupido. Su rol de Mefistófeles apenas percibido en sus ropas, no coincidia con su mirada, ya perdida en la muchacha y sus cabellos. Y su propia imaginación.

Varias funciones fueron necesarias para envalentonar a nuestro héroe en el papel protagónico. La sola presencia de Irma en la sala le produjo un estupor digno de calambres, una suerte de vergüenza infantil y urgencias intestinales en un sólo momento.

La decisión del productor teatral, Pericles Sésamo, de prohibir el ingreso de Irma a la sala o despedir a nuestro Capitán, favoreció la continuidad actoral de la joven promesa.

Buchones sin remedio, contactaron a Irma y la convencieron de ausentarse en las funciones de la obra. Así, la puerta del teatro, que supo abundar en belleza, quedó muda y absorta como el propio Roberto, una vez enterado de lo ocurrido.

Entre la inmediatez de los acontencimientos y el ánimo en declive por la previsible ausencia de Irma, Don Roberto no dudó ni dejó temblar el vaso a la hora de decidirse por renunciar a las tablas.

Si mi vida –solía jactarse- se bifurca entre pretensiones actorales y ecuménicas a sala llena o la sóla posibilidad de ver a Irma tocada por febo cada amancer como único espectador, pues bien, estoy con Irma y tengo el protagónico de su vida."


Contó Fulano.

miércoles, febrero 13, 2008

De su incursión en el deporte

En las inmediaciones de lo que fuera el viejo salón de billares del Deportivo Pingo Pong, un reconocido levantador de quiniela, devenido en narrador, nos relató esta creíble aventura de Don Roberto (y algún editor de este pasquín tuvo la interesante idea de registrar todo con su radio de bolsillo).

“Dicen que hay equipos que pasan al recuerdo de todos (Brasil del ‘58, Holanda del ’74, Ah Bueno del ‘03). Lo cierto es que pocos serán más recordados que el equipo de Corea del Sur en el Mundial Suiza ‘54. Ese equipo se comió 16 pepas y no logró sobrevivir la primera ronda.
Si bien Don Roberto ya había tenido varias participaciones estelares en las copas anteriores, ya sea representado a la Argentina dentro o fuera de la cancha, fue en este Mundial del ‘54 que su nombre (o mejor dicho actitud) pasó al recuerdo.
Fue llamativo su ingreso a la cancha con los colores de Corea del Sur. Las autoridades le habían dado el visto bueno y él se calzó la chomba oriental. En cada uno de los partidos de la primera (y única ronda) de Corea del Sur el tipo probó todas las posiciones. El técnico no sabía como frenar su ímpetu por desobedecer las directivas. Dicen que Don Roberto trató de adaptarse al juego oriental, pero el cambio de horarios lo tenía a mal traer.

En el momento de festejar por la pepa 16 (convertida por el propio Roberto en contra de su propia valla), Don Roberto se quitó la chomba oriental y dejó entrever los colores argentinos. Fue una muestra de orgullo y oportunismo. El tipo dijo “que le van a hacer, salió así”.

Inmediatamente, en la isla de Formosa y en Taiwán, obviamente sin mencionar Corea del Sur, se comenzó a hacer referencia a la frase de Don Roberto.

Se estamparon remeras y sabanas con la leyenda “KLVN ACR SALISI”. Era un canto a la alegría en esas regiones. La gente no tenía la menor idea de que sentido tenía la frase. Pensaron que era una suerte de disculpa desde el corazón. Algo así como saber que uno estuvo mal y que tiene la mejor intención de explicar y purgar esa falta.
En esas regiones se comenzó a utilizar la frase en todas las circunstancias posibles. Por ejemplo, cuando alguien manchaba con arroz el salón del restorán se decía KLVNACRSALISI. Y el mozo, inmediatamente, depositaba una bandeja con nuevos granos de arroz.

La frase que había nacido como un gesto espontáneo de inmadurez, pasó a ser una frase coloquial de saludo, perdón y reverencia entre los pueblos asiáticos.
Tuve la oportunidad de mirar entre los documentos que registraron la paz en 1958, luego de la guerra entre Corea del Norte y Corea del Sur, y observé que los papeles del protocolo rezan, antes de la firma de los mandatarios de cada estado: KLVNACRSALISI.

La semana pasaba, en el aeropuerto principal de Corea del Sur, se podía leer en un letrero “KLVNACRSALISI 전화를 끄십시요” y más abajo la traducción al español: “Perdón, pero por favor apague el celular al subir al avión

Esa frase llevó al equipo de Corea del Sur de Suiza ‘54 a ser uno de los equipos que más ayudó a fortalecer la idea de que en el fútbol se logran cosas que en otros lados se repiten, también de que el fútbol es un idioma universal, y por último, que Don Roberto esta cerca de ser un mito mundial (solo le falta tiempo).

Salud, pero me tengo que ir a levantar quiniela a Crucecita Séptima."


¡Impresionante!

martes, enero 29, 2008

De la aparición del Ninja Negro

En los anaqueles de una vieja biblioteca encontramos la siguiente epístola que Don Roberto supo suscribir.
Por cuestiones de respeto editamos parte del contenido:

"La noche en que conocí al Ninja Negro algunas cosas estaban aún verdes.
En el salón de aquel tugurio se juntaban algunos pobres tipos sobre-calificados. Es decir, les sobraba paño para serlo; y yo me sentía cómodo.
Consideré oportuno sentarme en la mesa que se encontraba en la esquina del salón y de aquel modo ver quienes ingresaban. Desafortunadamente el mozo me indicó la silla.
Con un obedecimiento rencoroso me senté y comencé a escudriñar el lugar. Él tendría que venir.
Repito: pobre tipo era lo que sobraba, y por ende solo restó pedir algunos alcoholes que se enfrenten en mi interior.
Empecé con un bloody mery, y lo seguí con un destornillador. La combinación arrancó mal.
La gente pasaba y no se hacia amiga, la noche estaba cuesta arriba, y para mal de males yo seguía solo. No tan solo, ya que la mesa se pobló de botellas y vasos de colores.
Yo sabía que el Tipo vendría. Era cuestión de estar atento a la puerta y seguir tomando. El sabía de aparecer cuando yo lo estaba esperando. El lugar era estratégico, yo lo vería venir.
Por eso fue que seguí tomando y esperando, una combinación letal.

No recuerdo bien la hora, pero si que tenía un vaso en la mano. Fue muy silencioso, pero no lo suficiente. Algo lo delató.
Repentinamente, volví hacia atrás mi cabeza y recibí el golpe de mi visitante: el temido Ninja Negro.
No lo había visto entrar, pero ese último vaso de alcohol lo había llamado e invitado.
El golpe fue terrible, lo próximo que recuerdo es que me levanté del cordón de la vereda y me palpé el cuerpo. Todo estaba en orden salvo mi cabeza, que me dolía mucho.
Ese fue mi último encuentro con el Ninja Negro, pero estoy seguro que en algún momento tendré otro. Es solo cuestión de esperar sentado, en un bar, y con alcohol a tiro."

La epístola sigue, pero la idea ya quedó. Ojo con invocar al Ninja Negro, el tipo avisa, pero el golpe es letal. Generalmente es en la zona del cerebelo, y el resultado es conocido por varios.


Salud!