lunes, septiembre 03, 2007

De la carta a Irma

Llegó hace un ratito una carta de Roberto (n.) (está muy agresivo):

“Creo que vale la pena, es una carta que él le mandó a su esposa allá por el ´78.
La carta tiene un pequeño encabezado reciente. Asimismo nos regala el apodo cariñoso con que se lo llamo durante a años a Don Roberto.
La carta dice:

"Esto fue lo que encontré, sin embargo creo que cumple con creces la expectativa de este pasquín...

Montevideo, 1978.


Amada Irma,
Estoy ayudando en esta dura tarea de mandar en la zona portuaria.
Entiendo que la selección ganó en un partido complicado. La tapa de "Goles" tiene una foto tuya. ¿Cómo puede ser? ¿Estoy loco o alucino?
Sobre todo extraño tus revueltos gramajo y las noches de tertulia en el café concert Stella Maris.
Me desvelo al alba y no siento el olor a fritanga que caracterizó nuestro nido de amor.
Cuento los días hasta mi regreso, razón por la cual no puedo fechar esta carta.
El otro día (el número 193) me encontré con mi amigo Paquito, su historia es triste pero te la resumo en cuatro palabras: es un pobre tipo.
Me contó que nunca sintió el gusto a una de esas baterías alcalinas, tampoco se mojó las medias en el baño, desconoce lo que es meter la mano en el inodoro para buscar una cadenita, jamás llegó tarde a un casorio y sobre todo nunca se quemó tomando mate.
Es desgarrador.
Pensar que el tipo vivió una vida en la cual creyó ser feliz.
Ahora está acá al lado mío, y te manda un cordial saludo.
Desconfío de él (y por eso no le deje leer lo que escribo), ya que la compañía de un pobre tipo seguro no me hará nada bien.
Pero es un lindo desafío, te dejo, me acaban de mandar a Tornquinst. Dicen que hay un pintoresco bolichón por allá.
Recordá que te recuerdo y mandale un fuerte besote a los pibes, decidles que su padre está cumpliendo como Dios manda.

Siempre tuyo,
Pichuco

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