martes, marzo 03, 2009

De cómo arrancó Roberto con la crítica literaria

Así como Borges hizo de los prólogos un género literario, Roberto perfiló las Críticas Literarias (así, en mayúsculas), hacía un deleite para el lector.

Si bien abundan pruebas de su vasta cultura, sus mejores críticas se dieron en senderos poco transitados. Es noble aclarar que los primeros intentos de despuntar el vicio fueron flojos cuando no endebles, como distraídos. Empero, nos dedicamos a ellos ahora.

Como muestra vale un botón:

Crítica a la edición aniversario de La Divina Comedia; para el boletín La tua vita de la Associazione Filantropica Amici di Roberto en Guatraché, Provincia de La Pampa. *

“El Dante aborda con paciencia de laguna un itinerario que pocos alcanzarían sin navaja e iglú (menos aún sin un zippo). De la misma manera que la vida transcurre en postas entregándose de un estadío corpóreo y mental a otro, desde la concepción al alumbramiento, de la criatura al niño y luego al adolescente y así en lo sucesivo; la lectura de esta obra precisa vaciar los odres para llenarlos nuevamente con otras bebidas que sopesan la lengua y embuchan el paladar. No queda tiempo de reacción, y desespera a veces la monotonía del paisaje (en contraposición a las Cascadas de Nant y Fall). Cabe la pregunta que todos hacemos ¿será así el purgatorio o es puro camelo?” **



En cambio, supo hilar fino y visionar, como el escultor, en la piedra en bruto la esencia del poeta en su rima. Dispuesto a alentar a los espíritus emprendedores, defendió toda expresión de orígenes sin fama.
Tal es el caso del joven escritor nipón-argentino Hiroshi Gómez y su obra “Un haiku y dos cuartetas (libres)

Vale refrescar la obra de Hiroshi, para comprender la crítica posterior:


Haiku

me asome, vi
la laguna ronca
como mi tía.




Cuartetas (libres)

Será de Dios, oh
el misterio está presente
no puedo estar pendiente
de tu latidor, oh.

Más aún cuando la
magia, triste o contenta
sobre clavos se cimienta
cual fakir que exhala



Sostiene Roberto

“Hiroshi nos entrega porcelana china, un trozo; agua salada, otro. La emoción y profundidad expresada en su verso oriental, difícilmente sea capaz de caber si el autor fuera otro. O uno mismo.
Logra conmover aún estando la laguna quieta y destila con desenfado una denuncia a la sociedad voyerista de nuestros días, sin dejar de exacerbarse por la vagancia de una tía solterona que a cualquiera le puede tocar. Eso no se elige.

Por suerte, y a tiempo, como el viento norte, muta y cambia su dirección ingresando al terreno de las cuartetas, desnudándose en alma y vida por un amor que si no tiene misterio, al menos lo abrazan dudas. Y nos regala la enseñanza de que los encantadores de serpientes también se enamoran.

Lo breve en este caso es trágico. Esperemos que el autor de más de si."
***



Bajo Los Huesos, Patagonia 1969”





* lamentablemente se público un único número, no por el carácter austero del boletín, si no por la escasez de italianos en una comarca pampeana repleta de menonitas.

** Tiempo después, confesaría Roberto que incesantes invitaciones al abandono lo privaron de leer La Divina Comedia y claro que también Cien años de soledad. Sobre la cual escribió: “recorrer algunos meses de la eterna centuria me bastaron para bajarme de esa empresa, sin embargo chicaneo, y digo: no me gustó, ni me gustará, más aún si pienso terminarlo el año del arquero (ojo, no el que ataja, sino el que apunta y tira, que es más respetable).”

*** la Providencia quiso que el autor no diera más de si. Ante el impedimento de vivir de la literatura dedicó su mente al robo de locales de comida lenta, aunque con igual fortuna que se obra: fue descubierto con la manos en la masa, y actualmente se encuentra purgando una condena en un pueblo del noroeste argentino.




Iremos entregando material a cuentagotas.


Mis respetos,


Roberto Gatto (n.)